La Ley de Say indica que es la oferta la que crea a la demanda, por lo que no puede existir una demanda sin haber oferta.

También conocida como ley de los mercados, fue formulada por Jean Baptiste Say (1767-1832) y señala que no puede haber un exceso de oferta porque este es absorbido por la propia demanda que genera.

La teoría de Say defiende que las recesiones o crisis no se producen como consecuencia de fallos en la demanda o falta de dinero, sino por anomalías en la oferta. Al producirse más bienes se genera más riqueza, lo que a la vez provoca que al producir otros bienes estos sean demandados. De tal forma que automáticamente, la oferta crea su propia demanda, generando un círculo vicioso que mantenga la relación entre oferta y demanda de manera continua.

La imposible sobreproducción o exceso de oferta y desaprovechamiento de los recursos productivos viene dada por el hecho de que producir bienes ya es en sí misma una fuente de generación de ganancias, aunque sea bajando los precios. Con ese dinero se podrán comprar otros bienes, creando un sostenimiento de la oferta a través del movimiento de la demanda.

En 1936, Keynes cuestionó este postulado teórico, diciendo que los desajustes no son temporales, sino inherentes y estructurales, al tipo de economía monetaria predominante en el siglo XIX y XX. Para Keynes, los supuestos de la teoría clásica son simplificaciones tan grandes de la realidad que solo son válidas en un caso especial.

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