La leyenda del rey macedonio Alejandro Magno nace de su espectacular campaña de conquistas, que le llevó a dominar una infinidad de pueblos y territorios, desde Grecia hasta Pakistán, antes de cumplir los 33 años. En solo 8 años llevó a cabo su portentosa gesta, desde la primera expedición en Grecia, la conquista de Jonia y Caria, hasta la campaña de conquista del imperio persa. Nunca llegó a la Galia.

Tras haber combatido y vencido a las tropas del rey Poro, dotadas de miles de elefantes de guerra, el ejército macedonio, exhausto, se opuso por primera vez a la voluntad de su caudillo. Alejandro pretendía avanzar hasta la actual ciudad de Lahore, pero se vio obligado a replegarse ante la negativa de sus tropas griegas. El viaje concluyó así, en 324 a.C., en Susa. Un año más tarde, mientras preparaba una nueva campaña en Arabia, enfermó y murió en la ciudad de Babilonia.

La proskynesis es el acto de adoración al soberano mediante la postración. Habitual en las antiguas cortes orientales, donde el monarca se consideraba de origen divino, Alejandro Magno intentó introducirla en su corte donde se encontró con fuertes resistencias.

Cuenta Plutarco que en una ocasión se encontró con Diógenes. Fascinado por la mítica figura del pensador, se acercó a él y le dijo: "Puedo darte todo lo que desees, dime qué quieres"; el cínico que acababa de salir del tonel para tomar un poco de aire, respondió: "Apártate del sol". Alejandro dijo: "Si no fuera Alejandro, sería Diógenes"

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